10/04/2009

historia de italo dance


El Italo disco es un término que refiere a varios tipos de música disco, pop, y dance europea que fue desarrollado durante la década de 1980 en Italia, Alemania, España, y otras partes de Europa. Durante los años 80, el término "Italo-disco" se usó en Europa para describir todos las producciones de música dance no basadas en el Reino Unido, incluyendo algunas de Canadá. En el Reino Unido y los EEUU, el Italo-disco fue prácticamente desconocido para los consumidores. En este tiempo, muchos DJ's italianos comenzaron a experimentar con los teclados, con apenas un dedo y después a elevar la velocidad, inspirándose en el sonido disco americano y muy influenciados por la nueva ola británica de grupos como O.M.D. Human League, Yazoo... pero con esa melodía especial que la caracterizó, sobre todo a partir de 1983 cuando los "Summer Hits" invadieron la escena dance con temas de RYAN PARIS, KANO, MY MINE, P.LION, BALTIMORA, MIKO MISSION, KEN LASZLO...
A partir de 1985 la historia continúa cuando en muchas emisoras de radio FM empezaron a pinchar esas canciones que enganchaban a la primera y comenzaron a ganar terreno a los oídos de los Clubber's de Europa, Florida, Japón... Para intentar definir, ¿qué es la música Italo Disco? lo primero y más obvio sería decir que era la música disco que se hacía en Italia a mediados de la década de los años 80. Pero tratando de definir el estilo en sí, digamos que la base instrumental se caracterizaba por ser muy melódica. En los inicios de este estilo era habitual la inclusión del piano, lo cual ayudaba a crear una atmósfera más melancólica, especialmente en aquellos temas más lentos o de medio tiempo. Por último indicar que la franja de velocidad estaba situada entre los 100 y 150 b.p.m.Haciendo una breve reseña histórica, las primeras producciones de música disco italianas, entre finales de los 70 e inicio de los 80, seguían las directrices de los estilos que entonces estaban de moda, el Disco y Funky, así como los nuevos estilos que surgieron al principio de la década de los 80, como la música electrónica y el Tecno-Pop entre otros. Aunque pueda parecer lo contrario, el Italo-Disco no tuvo una gran repercusión en su país de origen. Sin embargo, ello no significa que algunos temas no estuvieran presentes en las listas italianas. Este fue el caso, entre otros, de "Masterpiece" y "I Like Chopin" de Gazebo, "Happy Children" de P. Lion, "Dolce Vita" de Ryan Paris, "Self Control" de Raf, "People From Ibiza" de Sandy Marton, "Comanchero" de Moon Ray, "Mad Desire" y "Future Brain" de Den Harrow, "The Night" de Valerie Dore, "Looking for Love" de Tom Hooker y "Easy Lady" de Spagna...
Para conocer un poco más sobre los orígenes del Italo-Disco, te recomiendo encarecidamente que leas el siguiente articulo, muy interesante:
La música disco es un estilo infravalorado pero en el que hay mucho que descubrir y disfrutar. En 1974, la música disco era un fenómeno underground, pero sólo 3 años después, todo el mundo la bailaba con John Travolta. Aunque la música disco fue uno de los fenómenos musicales populares más prominentes de la década de los 70, nunca recibió el crédito que merecía. Aún hoy, sigue conservando un halo cutre y kitsch, y pocas personas creen que merezca la pena bucear en este estilo musical para encontrar joyas “avant-garde”. El disco es un estilo "up-tempo" de la música dance de los años 70, especialmente el soul y el funk, y en sus comienzos se hizo popular entre las audiencias afro-americanas y gays de EEUU. La palabra "disco" viene del francés "discothèque", que a su vez es una mezcla entre "disc" y "bibliotèque" Las discotecas nacieron en el París ocupado durante la II Guerra Mundial. Los nazis prohibieron los clubs de jazz y de baile, de modo que la gente iba a locales ilegales a escuchar y bailar música grabada. Uno de esos clubs ilegales, situado en la Rue Hachette, se llamaba “La discothèque”. Más tarde Paul Pacine abrió el club “Whiskey a Go-Go”, donde la gente bailaba discos pinchados por disc-jockeys. Estos clubs fueron evolucionando y extendiéndose por toda Europa en los años siguientes. Pacine abrió en 1960 el club Chez Régine, donde acudía toda la “gente guapa” de la ciudad y la “jet-set” de otros lugares del mundo. Entre ellos también había norteamericanos, quienes, inspirados en el club parisino, abrieron en Nueva York “Le Club”.
Este club no duró mucho, porque enseguida hubo otro que se puso más de moda: el “Peppermint Lounge”. Antes de que la música disco existiera, el vocablo “discotèque-records” se usaba para hablar de la música que se pinchaba en los clubs privados y fiestas “alter-hours” de Nueva York como “The Loft” y “Better Days”. La música en cuestión era una mezcla de funk, soul e importaciones de Europa, la misma música que por aquella época pinchaba el DJ jamaicano Kool Herc en la primitiva escena Hip-Hop. Esa música recibe el nombre de “proto-disco”. El primer 12” fue en realidad un 10”. A mediados de los 70, el DJ Tom Moulton iba a los estudios de Media Sound Records a solicitar acetatos de las últimas novedades. Estaba como loco por conseguir lo último de Al Downing, un tema titulado “I’ll be holding on”. Al técnico de la discográfica, José Gonzalez, no le quedaban discos de 7”, así que Tom le dijo que le planchara el disco en un 10”. “¿Cómo voy a planchar un tema tan corto en un disco tan grande? ¡Es ridículo”- dijo José. Entonces se les ocurrió subir el nivel del sonido hasta +6. El resultado sorprendió a todos.El primer 12” oficial fue la grabación de First Choice “Ten Percent”, editado por el sello Salsoul en su inconfundible formato de 12”. A partir de este momento, cambiaron muchas cosas en las pistas de baile Los tiempos cambiaron, las drogas cambiaron (la droga “disco” por excelencia era el “Poppers”), y nuevos clubs como el “Paradise Garage” abrieron sus puertas; había nacido el maxi de 12”. Por primera vez en la historia, se componían y producían las canciones con la palabra “discoteca” en mente. Los dorados años del disco terminaron con sus audiencias gays diezmadas por el SIDA.
Los sellos de mayor calidad de ésos años son Salsoul, Prelude y West End. No se puede decir que la música disco fuera un fenómeno estrictamente gay (y por tanto vedado a las mujeres, que tenían prohibida la entrada en muchos clubs), pero hay muchos gays famosos en esta escena musical, como Silvester, Giorgio Moroder y Patrick Cowley. La música disco supone también el surgimiento de las “disco divas”, grandes cantantes de soul, funk o R&B, que trabajaban codo a codo con los productores grabando impresionantes partes vocales. Algunas de las más grandes son Loleatta Holloway, Taana Gardner, Gwen Guthrie, Aretha Franklin, o Gloria Gaynor. Podemos encontrar sus partes vocales en grabaciones bajo títulos como Double Exposure, Inner Life, Musique, etc. Estas vocalistas sobrevivieron a la era disco y algunas de ellas siguen trabajando con productores de house, acid jazz, etc. Sin embargo, una vez más, encontramos a pocas mujeres en el terreno de la producción musical, que sería el ámbito de mayor poder. Los 70 también vieron florecer el fenómeno del “gay clubbing”, que se convirtió casi en una religión, en un estilo de vida para muchos gays de grandes ciudades norteamericanas. La imagen “camp” y “glam” que el “gay-clubbing” imprimió a la música disco, hizo que a mediados de los años 70 se percibiera como la música de negros, gays y mujeres de clase obrera. Precisamente esos sectores no estaban representados entre la elitista clase de críticos de rock, que rechazaron de entrada este estilo tachándolo de poco serio. También hubo una reacción de intolerancia machista y racista en Gran Bretaña y EEUU llamada “Disco sucks” (el disco apesta). Era una campaña en contra de la liberación gay y el orgullo negro. Los pro-hombres del rock reclamaban su blanca hegemonía, que, por primera vez, veían en peligro. En la publicación inglesa “The Young Nationalists”, se advertía a sus lectores de la necesidad de luchar contra este estilo de música y su “pseudo-filosofía”, a no ser que se quisiera que las calles de Gran Bretaña se llenaran de “negros y maricones”.
En 1979 (un año antes del cierre de Studio 54), se celebró en Chicago la “Disco demolition night”, en el que cientos de fans del rock quemaron vinilos al grito de “disco sucks!” En 1974 el productor Meco Monardo contrató a la entonces desconocida Gloria Gaynor para grabar un par de temas, “Honey Bee!” y “Never can say goodbye”. Hasta aquí nada de particular: no era más que una de las muchas sesiones que se sucedieron en los Media Sound Studios de Nueva York. Pero cuando llegó el momento de hacer la mezcla, Monardo tomó una decisión revolucionaria: en lugar de dejar la sección rítmica como acompañamiento –la práctica entonces más habitual-, subió los canales del bajo y la batería y los colocó en primer plano, para así dejar atrás la orquesta y la voz de la cantante. El resultado fue sorprendente: había nacido el primer hit de la era disco. El advenimiento de la música disco marcó la caída de los conjuntos de baile. La música de los 70 ya venía marcada por el “groove”, pero el disco enfatizó por encima de todo el “beat”, incluso por encima de la voz y de la canción. Los DJs de los mencionados clubs gays de Nueva York pinchaban discos de soul y funk con una fuerte base rítmica y groove (proto-disco). Esos discos se convertían en éxitos y después se pasaban por la radio y vendían muchas copias. De este modo, las casas discográficas empezaron a producir discos específicamente para la pista de baile. Esos discos también tenían una fuerte componente pop, de forma que llegaran a un gran público. Los albums no tenían muchas canciones, y los “singles” aparecían en formato de 12”, con versiones extendidas para facilitar la remezcla. Con esa intención de la mezcla, los discos marcaba también las cantidades de “bpm” (beats per minute). Así, los beats de la música disco llenaron las listas de éxitos y todos los artistas, incluídos los de rock, grabaron canciones “disco”. Sin embargo, la música disco era un medio de productores, ya que ellos escribían las canciones y creaban los temas. “Sólo cuando la ocasión lo requería es decir, cuando el tema era ya un éxito, se podían reclutar unas caras bonitas o unos cuerpos atractivos, esbeltos y/o musculazos para que prestaran su imagen al producto. Tal fue el caso de Boney M: Liz, Marcia, Maite y Bobby no eran más que el rostro público de las creaciones del alemán Frank Farian. Símbolo del éxito (ciento cincuenta millones de copias vendidas en todo el mundo de hits como “Rasputin” o “Daddy Cool”), Farian se convirtió en el ejemplo a imitar. El francés Jacques Morali contraataco con Village People, un sexteto histriónico (se disfrazaban de camioneros, policías, sioux y demás iconografía kitsch), que pretendió ejemplificar el joie de vivre del colectivo gay.
Larry Levan fue el primer “DJ-estrella”. Se movía entre los géneros disco, house y garage. Durante 10 años reinó en la corte del club “Paradise Garage”, uno de los más importantes de la historia del disco. Muchos DJs de éxito confiesan que la exposición a la música pinchada por Larry Levan en el Paradise Garage cambió sus vidas y les inspiró en sus respectivas carreras. Levan también está considerado el primer DJ en introducir la estética del dub en la pista de baile y el primero en mezclar un amplio y ecléctico abanico musical: “Levan tenía un control absoluto sobre la pista de baile y un estilo único en las transiciones. Combinando diversos estilos y tempos conducía al público a un frenesí total a través de sus eternas mezclas, y usando varias copias del mismo disco podía crear verdaderas remezclas en directo, sobre las que iba alternando efectos de sonido. Como decía en Internet un habitual del club, “la mejor noche de mi vida fue en junio de 1984, cuando Larry pinchó “Music is the answer”, de Colonel Abrams durante toda una hora Con la llegada de los 80, más que morir, la música disco mutó en otros géneros como el “dance-pop”, el hip-hop, el house y el tecno. Se evolucionó hacia sonidos más electrónicos, dando origen a la actual música “house”. Es en estos momentos de transición o “crossover” donde encontramos algunas de las piezas más interesantes. Sin embargo, el house en sus inicios no bebió sólo de la música norteamericana.
En los clubs de Nueva York y Chicago eran muy populares artistas electrónicos británicos como Depeche Mode o Soft Cell y otros de corte más disco como Giorgio Moroder o Klein & MFO; también alemanes como Kraftwerk, belgas como Telex, y miles de producciones de baile italianas (italo disco). El Paradise Garage, en NY, y el Warehouse en Chicago (presidido por Frankie Knuckles), rompieron con las barreras de la raza y la opción sexual (hasta entonces, negros y blancos, gay-les y heteros se divertían segregados), y pusieron el acento en la música. La música que se pinchaba en estos clubs era tan variada como su clientela: música negra basada en el r’n’b, y música disco aderezada con cosas tan diversas como el “Magnificent Seven” de The Clash. Otra mutación de la música disco fue el “no wave”, mezcla de disco y punk. En el verano del mismo año en que se abrieron el Warehouse y el Paradise Garage, 1977, las revistas norteamericanas hablaban de un nuevo fenómeno musical llamado “punk”. A caballo entre el ruido punk-rock y el disco, la escena “no wave” vivió una corta etapa en NY, en estrecho contacto con la escena artística de vanguardia. En esta escena destacan las pioneras ESG, y también The Contortions, Konk, Yoko Ono, Lydia Lunch, Cristina, etc. Básicamente era una actitud musical que rechazaba el formato tradicional del rock ‘n roll (cuerdas, coros), e incorporaba también otras influencias como el Free Jazz y la música negra.

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